sábado, 4 de febrero de 2017

Las coéforas


Esta obra, pertenece a Esquilo (525- 456 a. c), forma parte de La Orestiada (458 a. c). Las coéforas representa la historia de una venganza. Orestes con el apoyo de su hermana Electra tras el asesinato de su padre Agamenón a manos de Clitemnestra y de su amante Egisto debe cobrar venganza. En esta tragedia, ¨la sangre llama a la sangre¨ el conflicto planteado es  la dicotomía existente entre los imperativos divinos y la voluntad humana. Orestes al asesinar a su madre se da cuenta de sus actos, y si bien no se arrepiente de lo acometido, sí se atormenta así mismo y las erinias lo persiguen.
 Los problemas secundarios en la obra vendrían siendo consecuencia de que cada uno de los personajes busca generar justicia o vengarse por su propia mano, es decir, no esperan a que la justicia real haga aparición, sino que lo toman de manera personal y ven la necesidad de vengarse por ellos mismos. Por ejemplo, debido a que Agamenón mato a una de sus hijas, su esposa Clitemnestra se enfureció y decidió vengar la muerte de su propia hija, por lo que mientras Agamenón se había ido a luchar contra los troyanos, Clitemnestra le fue infiel con Egisto, y junto con el planeo la muerte de Agamenón.
Se nos narra el encuentro entre los dos hijos de Agamenón y Clitemnestra, Electra y Orestes, y su venganza por la muerte del padre. La segunda tragedia de la trilogía toma el nombre del coro, constituido por las portadoras de libaciones, esto es, las -coéforas-, esclavas de la casa del rey, que acompañan a Electra con libaciones a la tumba de Agamenón. En el palacio de Argos, Clitemnestra, que ahora comparte el trono y la cama con su amante Egisto, se despierta de una pesadilla: sueña que dio a luz a una serpiente y que esta serpiente ahora se alimenta de su pecho, del que saca sangre en lugar de leche. Este es un sueño profético. Pues a quien ella amamantó es quién le causará la muerte.

Electra llega a la tumba de su padre y allí encuentra a un hombre que acaba deponer un rizo de su pelo sobre la piedra. Electra expresa un rencor y un odio terrible contra su madre Clitemnestra, que mató a su padre y vive con su amante Egisto. El quiebre del equilibrio se inicia con los factores del linaje, la familia, el hogar, expresado en la lamentación y llanto iniciales del Coro de esclavas: “La alma tierra sorbe la sangre que vertió el crimen; pero allí queda seca clamando venganza”. Se violentó el orden familiar al atentar Clitemestra contra Agamemnón, eligiendo su propio beneficio al unirse con su amante; y destruyó el hogar al negar a los hijos el lugar que les correspondía.


Se ha producido el caos y, con él, los males múltiples: los hijos expulsados del hogar paterno, el terror, hiela el alma de las esclavas, la tierra ensangrentada pide venganza, el odio ha envenenado el corazón de los hijos y de cuantos amaron a Agamemnón. Lo anterior reclama justicia que es el anhelo de restauración del equilibrio. El mal requiere ser purificado con el castigo; sin embargo esta justicia debía venir de los dioses y no infringida por el ser humano, quien de forma arbitraria hace recaer sobre sus hombres el hacer justicia. Esta justa venganza a nivel de estirpe contribuye a provocar el caos, porque debe ser ejecutada por un miembro de la familia contra un pariente directo: “Unos contra otros los Atrida son los que encienden estas sangrientas discordias”. De este modo, la justicia familiar invierte su sentido al transgredir los lazos consanguíneos; y Orestes se hará merecedor de las maldiciones de la madre. La madre le suplica por su vida, pero Orestes esta consumado por el sentimiento de venganza. No se muestra piadoso o compasivo, se deshumaniza pese a que en apariencia él tiene motivos para ejecutar su venganza.

Las pasiones humanas aquí son las que priman, las conjeturas y las elipsis son las que dan colaboran en el dramatismo de la tragedia. Si bien la decisión de venganza se da de forma individual, todas son motivadas por acciones de un tercero que, lastimosamente, jamás son reveladas de forma clara, sino que se erigen ante dudas, supuestos, vacíos por parte de la historia misma. El honor cobra un papel importante, todos creen que sus acciones son justificadas pues su honor ha sido mancillado de alguna u otra forma. Todos estos personajes caen en hybris. Némesis en este caso se convierte en el elemento cíclico, es el efecto de la hybris, la misma que rota de un personaje a otro.
Los personajes de esta obra son:

Coro: esclavas troyanas
Orestes: hijo de Agamenón, asesino de Clitemnestra
Electra: hermana de Orestes, e hija también de Agamenón y Clitemnestra
Clitemnestra: reina de Argos
Pílades: amigo de Orestes
Nodriza: nativa de Cilicia y llamada por ello Cilisa.
Egisto: amante de Clitemnestra; primo de Agamenón, tío de Orestes y Electra, y, posteriormente, también padrastro
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Esta obra innova la tragedia al convertir al público en parte activa de la misma. El público ya no es visto como mero contemplador capaz de tomar sus propias decisiones sobre lo que se les plantea. El público adopta un nuevo rol, un rol de acompañamiento. La incertidumbre brindada se advierte en todo lo que se dice al momento de probar un aspecto en particular, anunciando una verdad general. Una verdad que atañe a la colectividad, pero es resulta o afrontada de forma diferente por cada uno de los espectadores. El poder de decisión así se extiende desde el teatro (la ficción) hacia la realidad. Ese es, a mi parecer, el poder mayor que ostentó la tragedia. El otro se convierte en él mismo. Todos nos preparamos así en el espejo de nuestro congéneres.

Material de apoyo:

https://www.youtube.com/watch?v=rdk_tfGKY90

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