Pero cuando veo cuán pocas son las gentes que leen la
Ilíada de Homero, me resigno más fácilmente a no ser leída
Marguerite
Yourcenar
¿Qué se puede esperar de un mundo en el cual el
pólemos se desarrolla de una forma desleal, en donde la areté ya no importa,
donde el respeto hacia los huéspedes no existe? La gloria ya no significa mucho
en estos tiempos, sustentamos nuestra vida actual en base a una superestructura
en la cual aceptamos ser alienados. El ser ya no vive la ilusión de individualidad (paradójicamente) dentro de
una colectividad. Baricco muestra la profunda nostalgia que él siente y
deja clara su postura “Gozar de la narración de la guerra es mejor que hacer la
guerra”. Él está consciente de que, actualmente, el interés contemplativo/
apreciativo de esta obra ha decaído, el interés, en apariencia, ha mermado; sin
embargo Baricco cree en el valor de La
Ilíada al igual que Yourcenar. Ambos tienen consciencia de que La Ilíada no es un libro más dentro de
la historia. Es la luz que entra por la mañana y nos deja contemplar las
partículas que divagan en el aire. Su presencia nos puede resultar, ha momentos,
desapercibida, empero es el hipotexto de miles de obras, es la base del
constructo humano.
El pólemos dentro de La Ilíada junto al motivo del héroe es
fácil de asociar, mas no tan sencillo de entender debido a nuestro contexto. En
Grecia los conceptos de belleza, obediencia, elección, familiaridad, amistad,
amor, imperaban en la instrucción de las personas que eran ciudadanos. Actualmente
su conocimiento no es imperativo en las escuelas o universidades, aunque
debería; sin embargo todos conocemos lo que es la guerra, y el héroe ha llegado
a ser asociado a un ser normal que se diferencia de los demás por su valor
(omitiendo a los antihéroes que pese a todo poseen otra clase de fuerza).
Simone Weil propone como tema central de La
Ilíada, la fuerza. Todos sus personajes se ven sometidos a la misma, en un
punto están en la cumbre y al otro están en el suelo, para ejemplificar esta alternancia
Weil utiliza la imagen de una balanza. Esta balanza se inclina dependiendo de
la fuerza de sus propias acciones. Weil hace la relación del cuerpo del hombre
como una “cosa con alma”, esta cosificación se da por la fuerza misma, incluso
Aquiles se ve sometido por esta fuerza, pero en su categoría de héroe su alma
no habita solo una cosa, sino un cuerpo que, a momentos, se ve doblegado por
la fuerza cosificadora.
Homero exime al héroe de esta
balanza propuesta por Weil, pero tampoco lo abandona en la cosificación. En
Aquiles su areté es la que mantiene a su alma dentro de su cuerpo. En este
punto podemos ver la humanización que le da Homero a Aquiles, que a pesar de
estar en cólera, depone su orgullo a petición de Patroclo, se muestra bondadoso
con Príamo y le devuelve el cadáver de su hijo. Aquiles así equilibra la fuerza
utilizando la “fuerza que no mata” propuesta por Weil, cabe recalcar que no
todos corren con la misma suerte dentro de la obra. Los sirvientes son cosas y
la “fuerza que mata” está sobre ellos, solo se humanizan a través del amor que
sienten hacia sus amas, al momento en que ellos mueren sufren por el amor que
sienten y porque socialmente han muerto junto con su amo.
En el texto Communication without words de
Elizabeth Minchin, traslada la fuerza propuesta por Weil a la palabra misma “the
Word as a battlefield”. Para Minchin la comunicación dentro de la obra también
tiene lugar en la ausencia de palabras. Algunos silencios aportan al carácter
del héroe como Aquiles o Héctor, sus silencios revelan disciplina. Para Jean
Pierre Vernant esta fuerza, este carácter y disciplina que caracterizaban a los
héroes de La Ilíada llegaba a su
punto máximo a través del Kalós thánatos o muerte bella. Esta muerte enaltecía al
héroe muerto en batalla. El morir viejo era una desvalorización del ser, no
lograba inmortalizarse en la memoria.
La
memoria es otro campo de batalla. Jean Pierre Vernant dice “la única muerte es
el olvido”, si tomamos como cierta esta premisa, los héroes son héroes per se,
gracias al otro. La fuerza que no mata, propuesta por Weil, impresiona al otro
por las hazañas realizadas por el héroe, por su muerte en batalla, por su Pánta
Kalá. Tomando en cuenta estos detalles podemos entender por qué para Baricco es
tan importante concentrarse más en el acto de gozar esta narración bélica, que
si bien es cruenta, es justa. Este sentido de justicia, igualdad y respeto es
el que hemos perdido actualmente.
Ya
no se busca la belleza dentro de la adversidad. La guerra ha devenido en un
acto meramente mecánico, mientras más se humille al otro, la posición del
enemigo aumenta; sin embargo por esto es que la humanidad ha perdido la visión
de hacia dónde quiere llegar. La muerte solo por la muerte carece de
significado, la muerte con dignidad se ha quedado en la narrativa, como un acto
hermoso casi idílico. Supongamos que no respetamos la memoria, supongamos que
ya no existe areté la cual respetar, supongamos que ya no existen héroes que
permanezcan vivos gracias a la memoria. No hay que suponer tanto para darnos
cuenta de la desmoralización e inconsistencia espiritual. El campo de batalla
ya no posee belleza, nos hemos encargado de anular a todo atisbo de grandeza en
la individualidad. Ahora todos morimos en la colectividad, en el pólemos al
cual todo ser humano debería adscribirse.
Material de Apoyo:
https://www.youtube.com/watch?v=k4tSs7S8sUg
https://www.youtube.com/watch?v=bQ1mgeQhGMk
https://www.youtube.com/watch?v=ue7FC0DygPM
Bibliografía:
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